José Antonio Olmedo: «La exopoesía es necesaria, es la oposición proactiva a la castrante cultura de masas»

Entrevista publicada en ‘El Periódico de Aquí’ (edición Valencia, enero 2023, p. 6)

José Antonio Olmedo López- Amor (Valencia, 1977) es escritor, crítico literario, editor y vecino de Benisanó. Titulado en Audiovisuales, se graduó en Estudios Hispánicos: Lengua Española y sus Literaturas por la Universidad de Valencia, y en la actualidad, cursa un máster de Creación de Guiones Audiovisuales en la Universidad Internacional de La Rioja. Miembro de la junta directiva de la Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios, codirector de la revista literaria ‘Crátera’ y autor de tres novelas inéditas, fue finalista del último Premio Azorín con una de ellas. Olmedo ha publicado doce libros, los dos últimos, en 2022: la antología ‘[Ex]centricidad. 11 exopoetas que abren camino en la poesía española contemporánea (1959-1986)’ y ‘Aunque maravillosa’, su noveno poemario,  presentado el pasado 16 de noviembre en el Museo de la Ciudad, y motivo por el cual le entrevistamos.

ENTREVISTA

¿Cómo definirías ‘Aunque maravillosa’, tu más reciente poemario?

Es una carta abierta a la persona amada, una persona a la que el hablante lírico ha visto consumirse poco a poco hasta morir por una grave enfermedad. Por esa razón, se puede decir que el poemario es romántico y elegíaco a la vez. Algún poema está concebido después de esa muerte, incluso antes de la enfermedad que la causó. Los textos no están ordenados cronológicamente, puesto que el hablante lírico rememora su vida al lado de esa persona, y ya sabemos cómo es la memoria. Algunos hechos ocurrieron antes, otros, después, y otros se han deformado con el tiempo.

¿Cómo surgió la idea de escribir este libro?

Todo empezó cuando conocí la historia del filósofo André Gorz y su esposa Dorine Keir. Él escribió ‘Carta a D. Historia de un amor’ (2006), un libro en el que relata su experiencia de vida (de casi seis décadas) al lado de Dorine después de conocer el diagnóstico que ella recibió: cáncer de endometrio y aranoicditis, esta última, causada por una inflamación en una de las tres membranas que rodean el cerebro y la médula espinal. Dicha carta es estremecedora. Algunos versos o títulos de los poemas aparecen en cursiva porque son líneas de esa carta. Ambos se suicidaron juntos en 2007. Poco tiempo después de quedar impactado con esta historia, a una persona muy cercana le detectaron un bulto en la axila y, no sé explicar cómo, comencé a escribir y a preguntarme cosas.

Háblanos acerca de la naturaleza de aquellas preguntas.

Pues, la escritura, el miedo y el ejercicio memorístico me llevaron a reflexionar sobre la noción de éxito y fracaso, a poner en valor la resistencia moral frente a la tiranía del mundo, a reconocer cuánto hay en nosotros, y en lo que hacemos, de la otra persona: me refiero a nuestros compañeros de vida. Siempre he pensado que hasta de lo más malo podemos extraer algo bueno. Cómo las buenas personas, las personas con algún problema físico o psicológico y aquellas con pretensiones artísticas son relegadas, torturadas, despreciadas por los demás y, en muchos casos, se deben conformar con vivir al margen y renunciar a muchas cosas. Este mundo no acepta la bondad y algunos se sienten insultados por ella. Me sentí muy identificado en muchas cosas que aparecen en el texto de Gorz: «la única riqueza humana es la sensibilidad. Cuando esta se elimina, entonces sólo hay sinsentido, solamente riqueza material, instrumental, pero no humana. Dorine me enseñó eso».

Jaime Siles es el autor del prólogo, y en él afirma que la única manera que tiene el escritor de superar las cosas es escribiéndolas.

He tenido el privilegio de contar con las palabras introductorias de Siles, un referente para mí, y como institución que es, es difícil llevarle la contraria. No sé si habré conseguido superar una situación como la que se describe en el poemario, pero sin duda, se podría considerar un intento. Por desgracia, todos conocemos o hemos conocido a algún ser querido que ha fallecido por problemas de salud, es algo a lo que más tarde o más temprano tendremos que enfrentarnos. Gorz dijo que necesitó escribir sobre su historia de amor para captar todo su sentido o, por lo menos, para comprender lo vivido. Me conformaría con estremecer al lector y moverle a reflexión. Creo que una idea subyacente en el poemario es la de mejorar el mundo, y eso debe comenzar por cada individuo.

Este mismo año has publicado una antología de poetas experimentales titulada ‘Excentricidad’.

Sí, aunque más que antología, pienso que es un libro colectivo, no me movió un afán antológico. Son once poetas españoles y contemporáneos que he seleccionado por su convergencia a la hora de poetizar alejándose del canon. De hecho, tampoco los considero poetas experimentales, sino exopoetas, un término que he acuñado para la ocasión, y del cual hablo en la extensa introducción que antecede a los textos de los autores. Me esfuerzo por dar a conocer sus obras, por defender una concepción del arte poético libre y, sobre todo, por detectar y comprender sus métodos. La exopoesía es necesaria, es la oposición proactiva a la castrante cultura de masas.

Tus dos últimos libros han sido publicados por el mismo sello editorial.

Estoy muy contento con Celya, es un sello de dilatada trayectoria, radicado en Toledo, que ha apostado por mí y le estoy muy agradecido. Joan Gonper es una persona excepcional, ama lo que hace, y eso se nota, solo hay que ver su fondo editorial. Teníamos planeado publicar ‘[Ex]centricidad’, algo en lo que solo se involucraría un editor de raza y, por el camino, se dieron las circunstancias para que viese la luz ‘Aunque maravillosa’, un proyecto que llevaba en el cajón cuatro años.

Y para finalizar, háblanos de tus próximos proyectos.

Acabamos de publicar el número nueve de la revista ‘Crátera’ y puedo anticiparos que para el número diez contaremos con poemas inéditos de Luis Rosales. Con el sello Crátera Editores hemos publicado recientemente ‘Nadar en seco’, el nuevo poemario de nuestro admirado José Luis Morante, y próximamente lo presentaremos en Valencia. Estoy a la espera de publicar un libro de aforismos en una editorial de Gijón, un volumen escrito a cuatro manos con David Acebes. Y, en cuanto a la escritura, estoy escribiendo novela, relatos y poesía. Espero que muy pronto podamos compartir buenas noticias.

Pasolini: el artista más allá del molde

Artículo publicado en la revista ‘Licencia poética’ (nº 17, pp. 71-78)

«Para ser poetas, hay que tener mucho tiempo: horas y horas de soledad son el único modo para que se forme algo, que es fuerza, abandono, vicio, libertad, para dar estilo al caos».

Pier Paolo Pasolini, La religión de mi tiempo(1961).

La obra poética del cineasta y escritor italiano Pier Paolo Pasolini (Bolonia, 1922-Ostia, 1975), quien nació el mismo año en que Mussolini ascendió al poder, no alcanzó la misma repercusión ni fue igual de estudiada que su cine (al que dedicó tan solo catorce años como realizador), que como todos sabemos, fue reconocido en todo el mundo. Su bibliografía poética, comprendida entre los años 1942 y 1975, alumbró hasta diecinueve obras en las que puede apreciarse la voluntad de una voz contestataria de irrestricta creatividad.

Dicha creatividad pudo volcarla de manera física en el cine. Cuando Pasolini irrumpió en el universo cinematográfico (Accattone, 1961) desconocía su morfología y sintaxis. Sin embargo, pocos años después reinventaría su gramática demostrando altas dotes como cineasta de autor. Ya en su primera película aparecen las constantes que estructurarán toda su obra: el profundo realismo, más cercano a Dreyer que a Zavatti; la utilización de la música, como por ejemplo, la contaminación de una gran obra de Bach al ser acompañada por imágenes grotescas; o su apología por el cine-arte.

Su estilema como director de cine es deudor de otros cineastas, como Roberto Rossellini, y se enriquece con la vigorosa y colorista influencia de la obra pictórica de sus idolatrados Massaccio, Piero della Francesca y Giotto. Su poesía está llena de imágenes y su cine está repleto de poesía, por tanto, podemos afirmar que nunca dejó de ser ambas cosas, hiciera lo que hiciera.

Dotado para cultivar diversas artes, Pasolini asumió el turbulento legado de la segunda posguerra, así como recogió el testigo de la tradición viva de la cultura italiana, y se distinguió —armado con todo ello— como el último hombre del Renacimiento italiano en pleno siglo xx. Una de sus funciones, como creador, era la de acercar las grandes ideas, las grandes obras, al pueblo llano. Cuando dirigió El Decamerón (1970) no lo hizo pensando en adaptar una obra literaria al lenguaje cinematográfico, sino para mostrar la particular lectura que hizo de Boccaccio: «Yo he recortado un Boccaccio mío, particular. Mi Boccaccio es infinitamente más popular que el Boccaccio real». De esta misma forma podemos interpretar el marxismo que destilan algunas de sus obras.

La primera manifestación artística del boloñés, no en vano, fue la poesía. Sus primeros proyectos de poemas fueron esbozados a la edad de siete años. No tardó mucho más en configurar su primer poemario, Poesie a Casarsa (1942), escrito a los diecinueve años bajo la influencia de diversas lecturas de Rimbaud y basado en el pueblo friulano materno, del que adoptó su dialecto, el friulano, tal como haría en obras posteriores: «Aprendo esto como un acto místico de amor, lo mejor del felibrismo, parecido a los poetas provenzales». Sobre este dialecto se pronunció Dante Alighieri en su Vita nuova para manifestar que le parecía «algo casi incomprensible».

Amigo del poeta Rafael Alberti, con posterioridad, participó en la creación de la “Academiuta di lenga furlana” (Academia de la Lengua Friulana) y participó en revistas como Stroligut. Y es que el interés lingüístico, o deberíamos decir sociolingüístico, de Pasolini por la cultura, como novelista, actor, ensayista, filólogo, poeta, pintor, director cinematográfico, dramaturgo, comunista militante e impugnador extraparlamentario, trasciende su función creadora y cristaliza como estandarte entre sus herramientas opositoras del poder fascista.

Porque Pasolini fue muchas cosas, un burgués criticando ferozmente a la burguesía, una persona influida por el catolicismo criticando al catolicismo, y las fue de manera íntegra y siempre. En su juventud, participó de manera activa en la lucha de la Resistencia, creando manifiestos y proclamas que enardecieron al bando comunista en 1943: «uno de los años más hermosos de mi vida». Llegó a pertenecer al Partido Comunista, pero fue expulsado al descubrirse su homosexualidad.

Desde muy joven tuvo claros sus intereses y su lugar en el mundo. Su panóptica mirada como demiurgo nos ofrece hoy, desde una perspectiva diacrónica, la iluminadora anamorfosis, el esclarecedor análisis etnográfico del estrato social de los desposeídos en el tiempo. Ello, por contraste, devela la fisonomía y naturaleza del basilisco opresor.

En Mamma Roma (1962), su segunda película, expresa su preocupación por transformar, modernizar, empoderar a ese proletariado que, para él, vive en la prehistoria. La actriz Anna Magnani, en su rol como una prostituta capaz de hacer cualquier cosa por brindarle una vida mejor a su hijo, representa el ideal del pequeño burgués. Su reflexión sobre el poder, visto desde una perspectiva burguesa, contenida en la película Teorema (1968), contrasta con una suerte de autobiografía mistificada en Edipo Rey (1967).

Ennio Morricone compuso las bandas sonoras de su trilogía de la vida, constituida por: El Decameron, Los cuentos de Canterbury y Las mil y una noches. Este tríptico estuvo protagonizado por el actor italiano Ninetto Davoli, protagonista fetiche de Pasolini, además de su amante. El escándalo hiriente llegó con Saló o los 120 días de Sodoma (1975), testamento fílmico que se estrenaría de manera póstuma, una obra incomprendida que dinamitó la moral italiana de la época al adaptar sin filtro un libro del controvertido Marqués de Sade. Esta película fue concebida como la primera de una trilogía de la muerte que completaría y complementaría la saga protagonizada por Davoli, pero el asesinato de Pasolini lo impidió. En ella, se narran las aberraciones sexuales, torturas y humillaciones que cuatro hombres poderosos (presidente, duque, obispo y magistrado) infligen a dieciocho jóvenes que previamente han secuestrado. Esta obra está dividida en cuatro segmentos inspirados en el Infierno de La Divina Comedia, de Dante Alighieri: AnteinfiernoCírculo de las maníasCírculo de la mierda y Círculo de la sangre.

La poesía de Pasolini, al igual que las demás disciplinas que componen su legado artístico, es comprometida y cáustica, rehúye el neutralismo, y en lugar de evadirse de la realidad, la adopta, muestra e interviene, la convierte en su centro con una aspiración transformadora. Transformar el arte para transformar al ser que lo enfrenta. Esto pudo ponerlo en práctica como guionista a las órdenes de Federico Fellini o Mauro Bolognini, entre otros, experiencias que no le dejaron muy satisfecho. Por desgracia, creadores, críticos y polemistas como él, adelantados a su tiempo, fueron objetivo de los regímenes menos liberales, por lo que fueron desprestigiados, censurados e incluso perseguidos.

Hemos de celebrar que casi medio siglo después de su muerte (abril de 2022) y un siglo después de un nacimiento, la editorial Galaxia Gutenberg publique  La insomne felicidad, una antología bilingüe en la que el poeta español Martín López-Vega (traductor de la misma) nos ofrece íntegros libros como Las cenizas de Gramsci (1957), quizás, uno de sus poemarios más reconocidos, así como una selección representativa del resto de su trabajo poético, tanto en dialecto friulano como en italiano, incluyendo títulos de la importancia de Poesía en forma de rosa o Transhumanar y organizar.

Pasolini dio un estilo neorrealista a su caos interior, una vorágine que, de alguna manera, pretendía representar la convulsión del mundo, no para anclarse únicamente en la crítica visceral, sino para inducir al cambio a las conciencias que eran lobotomizadas por la industrialización y su doctrina de consumo.

La honda preocupación por el destino de los desprotegidos fue una de las contantes de su arte. Cantar a la vida desde los suburbios. Su lucha a favor de quien está social, sexual y culturalmente excluido del sistema por el odio de la anormal normalidad sigue inspirando a artistas y pensadores de todo el mundo, sigue siendo estudiada en escuelas de cine y universidades. La influencia de su poesía puede rastrearse hoy en poetas iberoamericanos como Adalber Salas.

Poliédrico, fragmentario y sutil, un artista oltre gli schemi (artista más allá del molde), en la obra total de Pasolini puede rastrearse una nostalgia de lo sagrado. Esta noción de sacralidad se fundamenta en el arte del boloñés por su concepto de la cultura. Una cultura entendida como una visión o perspectiva del mundo en la que entran en juego valores populares como la espontaneidad, la fidelidad, la familiaridad, la generosidad, la solidaridad y la contemplación. En definitiva, el reconocimiento del valor de las cosas por sí mismas (humanidad) y no por su precio (deshumanización).

El cineasta que rodó El Evangelio según San Mateo (1964), su techo fílmico para algunos, fue asesinado en 1975 en uno de los campos del aeropuerto de Roma. Todavía hoy no están claras las circunstancias de su muerte. En una entrevista que le hicieron antes de morir y fue publicada después de su muerte, Pasolini confesó que poetas españoles como Machado o Juan Ramón Jiménez habían influido más en él que Ungaretti o Montale. Quedó traumatizado tras leerlos. Ese binomio fue aumentado a tríada al incluir en él a García Lorca. En todas sus creaciones artísticas dejó una impronta lúcida, apasionada y contradictoria, siempre rupturista e innovadora, que no ha perdido vigor y lo convirtió desde muy pronto en la figura más inquietante, audaz y controvertida de la Italia de los tiempos modernos.

Toni Alcolea: «Gutenberg y TikTok no son excluyentes»

Entrevista publicada en ‘El Periódico de Aquí’ (edición Valencia, octubre, 2022, p. 7)

Antonio Alcolea es el fundador de la editorial valenciana Olé Libros, un empresario vinculado al mundo de los libros desde 1991, primero, realizando trabajos de preimpresión para editoriales, y después, a partir  de superar una grave enfermedad, es cuando decide dar un giro a su vida y dedicarse a su gran pasión por los libros: la edición.  Enamorado de las letras, los libros, la filosofía oriental y de la vida, su criterio siempre está en apostar por buenos autores y mejores personas. Le apasiona apasionar por la lectura y apoyar proyectos que empoderan la cultura. Opina que «leer impulsa el pensamiento crítico, genera sociedades cívicas y respetuosas, potencia la sensibilidad social y el amor por lo bello». Y en esta entrevista nos cuenta que, en esencia, estos son los valores del Grupo Editorial Olé Libros y de su sello de literatura infantil IGLÚ.

Antonio Alcolea, editor de Olé Libros

ENTREVISTA

¿Qué debería hacerse para que la edición deje de ser un trabajo de riesgos?

La edición siempre ha sido difícil. Desde el inicio. Antes de Gutenberg editar un libro era una proeza, algo milagroso. Con la llegada de la imprenta, la gran revolución, pero la población no sabía leer. Pasaron los siglos y la censura y persecución de la disidencia era tenaz. Eso sí era riesgo. En el siglo XX seguimos con alfabetización escasa y censura. Si nos fijamos, estamos en crisis y riesgo permanente. Es inherente  a la vida. Ahora el reto es tecnológico, los editores nos adaptaremos una vez más y superaremos los avances tecnológicos. Ahora somos creadores de contenido. Y las redes sociales, por ejemplo, pueden ser aliadas de la cultura.

Lo que siempre nos salva es que la edición es un oficio vocacional. Lo amamos. Y como decía Antonio Gala, el amor es una necesidad o no es. Si eres editor es una necesidad editar, si eres escritor es una necesidad escribir. Aunque no te lean. Y la fuerza de esto es imparable. No imagino un futuro sin editores, escritores y lectores.

¿Qué es la Noche Valenciana de las Letras?

La Noche Valenciana de las Letras es, a mi entender, una oportunidad para empoderar la cultura. Nace por impulso del Ateneo Mercantil de Valencia y en esa noche, durante la cena de gala, se entregan los premios de los certámenes de novela, poesía y relato. Además, se entrega un premio extraordinario a la trayectoria de un creador. Este año se le entrega a la escritora y periodista Marta Robles. Marta Robles tiene muchos reconocimientos, como el premio Fernando Lara de novela, el TP de Oro, Antena de oro, Premio Cosmopolitan, Premio Alicante Noir… Una gran escritora que destaca como presentadora de TV y de radio.

Hasta ahora han sido galardonados con ese premio Víctor del Árbol, Espido Freire y Lorenzo Silva.

Una noche que es el gran colofón a las innumerables actividades culturales que el Ateneo Mercantil de Valencia realiza cada año. Nuestra presidenta, Carmen de Rosa Torner, apuesta de manera decidida y valiente por la cultura en todas sus vertientes. Se realizan más de 4.000 eventos culturales al año en la entidad. Somos muy afortunados de tener una entidad como el Ateneo Mercantil de Valencia.

Antonio Alcolea

¿Qué has aprendido en los años de andadura de Olé Libros?

Aprender se aprende cada día. Es apasionante aprender. El mundo de las letras, los escritores, te enseñan cosas día a día. He aprendido que es mejor hacer las cosas despacio; que el respeto al lector es la base de una buena editorial; que la literatura infantil es el mundo en el que se debe invertir para crear lectores adultos y, por tanto, una mejor sociedad; que la patria del hombre es su infancia y que la vida es un camino de retorno a ello y eso es la literatura.

Mi oficio me ha dado muchas satisfacciones y la oportunidad de conocer a grandes personas. Tengo muy buenos amigos creadores y es una bendición.

Soy consciente de que la lectura impulsa el pensamiento crítico, genera sociedades cívicas y respetuosas, potencia la sensibilidad social, el amor por lo bello. Estos son, en esencia,  los valores del Grupo Editorial Olé Libros y en especial, al ir dirigido al público infantil, los de nuestro sello infantil Iglú Editorial.

¿Qué novedades tiene Olé Libros para este otoño?

Lanzamos varios títulos en los que destaco entre otros los siguientes:

Una ballena herida que recibe ayuda de los habitantes de una isla, ‘La ballena en la bañera’, de Miguel Calatayud; poesía infantil de animales con ‘El Gliptodonte’, del poeta Jaime Siles; Las aventuras de Chufa en ‘Achucha al chucho’, un divertido álbum de Leticia Amat y Virginia Rodríguez; poesía infantil con ‘Y los sueños, sueños son’, del Premio Nacional de Literatura Infantil Antonio Garcia Teixeiro; una versión muy creativa del diluvio con ‘El Arca de Noes’, de Carmela Mayor y Ana Luisa Ramírez; los premios de novela, relatos y poesía del Ateneo Mercantil de Valencia. Varias obras de poesía… Un otoño cargado de novedades y de pasión.

¿Cómo nació en ti la pasión por la edición?

La pasión por las letras me viene de familia. Mi padre es poeta y escritor, tengo familia directa que escribe y mi propio abuelo ya publicó libros y colaboró con otros. En una época en la que no había ordenadores, mi abuelo Félix Navarro hizo la caligrafía de unos libros, con mucho éxito, escritos por mis familiares Alfred Ramos y Victoria Navarro. Y son libros en valenciano que se siguen vendiendo.

Inicié mis primeros pasos en una empresa que se dedicaba a la composición y corrección de textos para editoriales, instituciones y autores. La empresa empezó con letras de plomo, luego empezaron los ordenadores, tuvimos el primer Mac de Valencia. Acabamos con maquinaria propia para imprimir libros, entre otras cosas.

Fue en esa época cuando empecé a escribir libros infantiles y a publicarlos. Mis primeros pasos como editor propio. Hoy soy realista y es mejor que publique libros de otros escritores con más acierto que yo escribiendo. Aunque es cierto que algunos de mis libros se vendieron mucho, hoy por hoy, no me publicaría. Hay escritores con una calidad magnifica publicando con nosotros y hay que apostar por lo mejor para los lectores.

Antonio Alcolea

Cuéntanos qué es el Grupo Editorial Olé Libros y qué géneros o perfiles de autor os interesan.

EL Grupo Editorial Olé Libros está compuesto por cuatro sellos editoriales. Olé Libros es el más longevo, el sello con el que empezamos. Aquí se publica poesía y narrativa. Hemos publicado alrededor de 500 títulos en diez años y tenemos la suerte de tener en nuestro catálogo a Premios Nobel y a Premios Nacionales de Literatura junto a autores que están empezando. Me apasiona apostar por nuevos talentos y verlos crecer. Acompañar a un gran creador desde que empieza es un gran privilegio.

Iglú Editorial es nuestro sello de literatura infantil. Publicamos poesía también y principalmente álbum ilustrado. La filosofía del sello es que pretendemos ayudar a crear lectores adictos a través de la buena literatura y buena ilustración. Aunque toda historia enseña algo, no buscamos enseñar nada. Lo que nos interesa es la buena literatura, el disfrute de la lectura en sí mismo y ser la puerta de entrada al mundo del arte a través de la buena ilustración. Y, una vez más, hacemos lo mismo, combinamos Premios Nacionales de Literatura o Ilustración con autores que empiezan. Es el sello que nos está dando muchas satisfacciones.

Loto Azul publica en especial autoayuda y también otros géneros. Y editorial Cuadranta es el sello de narrativa y poesía en el que publicamos en varias lenguas.

David Acebes: «Una vez concluido un poema, prefiero olvidar lo escrito y empezar de cero»

Entrevista publicada en ‘Todo Literatura’:

https://www.todoliteratura.es/noticia/56962/entrevistas/entrevista-a-david-acebes:-una-vez-concluido-un-poema-prefiero-olvidar-lo-escrito-y-empezar-de-cero.html

David Acebes Sampedro. Fotografía de Juan Carlos González
David Acebes Sampedro. Fotografía de Juan Carlos González

David Acebes Sampedro (Valladolid, 1976) es uno de los once exopoetas incluidos en [Ex]centricidad. 11 exopoetas que abren camino en la poesía española contemporánea (1959-1986) (Celya, 2022), un libro colectivo en el que se muestra y analiza el hecho poético rupturista que se practica en España, con primacía del signo. Con relación a su participación en este libro entrevistamos al exopoeta. Acebes Sampedro ha publicado los libros Trópico azul… (2004), Víctor, el centauro y otros cuentos para niños con sueño/s (2017), La poesía es cosa de burros (2018), Una décima parte de mí (2018), El perro que escribía poemas de amor (2019) y El corazón está al fondo a la izquierda (2021). Desde 2017 forma parte del Colectivo DARt de Poesía Visual.

ENTREVISTA

¿Te sientes cómodo bajo la etiqueta de exopoeta? ¿Qué es un exopoeta para ti?

Supongo que sí. Sé que es habitual en el mundillo literario desdeñar las etiquetas que a uno le adjudican, pero yo no tengo ningún problema en aceptar la que me ha tocado. Para mí, un exopoeta es un poeta que se encuentra fuera del canon y he de admitir que ese es lugar en el que a día de hoy me encuentro, por lo que me parece una etiqueta bastante acertada. En realidad, las etiquetas que los críticos nos asignan a los poetas son como los motes que nos ponían cuando éramos pequeños. Si no te gustaba el que te ponían, lo mejor era hacer como si no te importara.

¿Alguna vez te has preguntado por qué tu poesía es diferente?

No. En puridad, creo que en lo único en lo que mi poesía es diferente a las demás es en la concepción unitaria del poema. Opino que los demás poetas contemporáneos (al menos los que yo conozco) entienden su poesía como un continuum y su intención suele ser la de escribir poemas que formen parte de un todo mayor, que suele tener la forma de libro. En mi caso, busco siempre que mis poemas tengan una autonomía propia y que se agoten en sí mismos. Como digo en mi poética, una vez concluido un poema, prefiero olvidar lo escrito y empezar de cero. De esta manera, el riesgo, la aventura de enfrentarse a la página en blanco, es siempre mayor.

¿Es necesario romper la gramática?

No creo que sea necesario. De hecho, de todos los exopoetas convocados en “[Ex]centricidad” creo que soy el único que, al menos en los poemas seleccionados, nunca rompe las reglas de la gramática. En mi opinión, para ser un exopoeta se debe forzar el lenguaje, eso sí, pero existen múltiples formas de hacerlo. A veces el lenguaje mismo desaparece, como en mis poemas «Intro – ducción», «Lección de Matemáticas» o «Despertar», donde por no haber, no hay ni siquiera palabras. Otras veces, se trata de estirar el lenguaje lo máximo posible, como en «Daliniana», donde el lenguaje se derrite como si se tratara de un reloj blando. Las posibilidades, en este sentido, son infinitas.

Háblanos un poco de tu proceso creativo.

Mi proceso creativo parte siempre de la lectura. Un poema es un edificio a construir y, en mi caso particular, no me gusta crear edificios de la nada, así que lo que suelo hacer es bucear en el pasado para crear algo en el presente. Bien reconstruyo poemas en ruinas como los once versos lorquianos que continuo en «Habla la Santísima Virgen», bien me valgo de otros recursos como la imitatio en el poema homenaje a Jorge Guillén o como la [in]versión, recurso de autoría propia, que me sirve para invertir un poema de Eliot. Nunca parto de la nada, aunque lo curioso es que en mi caso particular a veces el resultado se parece mucho a la nada, como ocurre en los poemas «Intro – ducción» o «Despertar».

Cita algunos de tus referentes.

Si me ciño a los poemas que aparecen en “[Ex]centricidad”, mis referentes serían Lorca, Machado, Guillén y Claudio Rodríguez. Y, por supuesto, los grandes nombres de la poesía experimental/visual con Brossa y Francisco Pino a la cabeza.

En tus poemas incluidos en “[Ex]centricidad” se aprecia una singular unión entre clasicismo y posmodernismo.

El clasicismo ahí está. No lo puedo negar. Pocos poetas en la actualidad utilizan la rima, así que en ese punto soy también un rara avis. En cuanto a la posmodernidad, no sabría qué decirte. Conozco a un poeta excepcional, Javier Hernández Baruque, que publicó en Difácil un poemario compuesto exclusivamente por sextinas. Y en este caso, ¿de qué estaríamos hablando? Las sextinas son una estrofa clásica. Sin embargo, ¿puede existir algo más genuinamente posmoderno y vanguardista que escribir en la actualidad un poemario en sextinas? Yo creo que no.

¿Puede un poeta posmoderno hacer algo con el lenguaje que no hayan hecho los vanguardistas del siglo pasado?

Probablemente no. Pero hay que intentarlo. El lenguaje está ahí afuera, rodeándonos. Podemos acercarnos a él como queramos. De hecho, los vanguardistas no fueron los primeros en (mal)tratarlo. Sin ir más lejos, en los versos preliminares del Quijote, Cervantes ya utilizó los versos de cabo roto, rompiendo los versos octosílabos de sus décimas hasta volverse, de alguna manera, si no totalmente ininteligibles, al menos, de difícil comprensión. Cervantes es pura vanguardia. Un exopoeta del siglo XVII.

El humor y la crítica tienen un peso considerable en tu poética.

Sí, yo lo llamo humor vacui. Del clásico horror vacui, pasamos al amor vacui, el amor al vacío característico de Chillida y Oteiza. Y de ahí, con la posmodernidad de por medio, nos hemos zambullido de cabeza en el puro humor vacui, un humor constante -que diría Quevedo- más allá de la muerte.

¿En qué proyectos estás trabajando ahora?

Proyectos hay muchos, aunque uno nunca sabe cuál de ellos se hará realidad. El que veo más cercano es una nueva exposición con los compañeros del Colectivo DARt y alguna que otra pequeña sorpresa, que se ha dilatado en el tiempo, pero que puede que esté a punto de caer… Iremos viendo.

Marta Robles: «Siempre he sido una persona muy comprometida»

Entrevista publicada en ‘El Periódico de Aquí’ (edición Valencia, octubre/noviembre, 2022, págs. 6-7)

Marta Robles (Madrid, 1963) es escritora y licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Como periodista, ha trabajado en  prensa, radio y televisión.  En radio, sus programas más destacados fueron ‘Si amanece nos vamos’ y ‘A vivir que son dos días’, en la Cadena Ser,  o ‘A toda radio’ en Onda Cero. Su primera incursión en televisión fue en Canal 10, más tarde trabajó en Castilla La Mancha, de TVE, y luego en Telemadrid, donde presentó varios programas incluidos los informativos del fin de semana y Telecinco (informativos). En Antena 3 presentó ‘A toda página’, el informativo ‘Noticias 3’ (fue la primera mujer que presentó el informativo de las 9 en solitario), ‘Contraportada’ y ‘El tiempo pasa, corazón’. Después regresó a Telemadrid donde dirigió y presentó diversos programas durante una década, hasta 2011. Desde 2014 hasta 2018 colaboró en el programa de ‘Amigas y conocidas’ y desde 2016 lo hace en ‘Espejo Público’. Actualmente, además, escribe en ‘La Razón’, ‘La Gaceta de Salamanca’ y ‘Archiletras’, es autora de casi una veintena de libros y acaba de ser galardonada con el Premio de las Letras que concede el Ateneo Mercantil de Valencia a toda su trayectoria literaria.

Marta Robles recibe el premio Ateneo de las Letras 2021 por su extensa y comprometida trayectoria literaria.

ENTREVISTA

Acabas de recibir el Premio de las Letras del Ateneo Mercantil por tu extensa y productiva trayectoria literaria. En pasadas ediciones fueron reconocidos con este premio escritores como Lorenzo Silva (2021), Espido Freire (2020) y Víctor de Árbol (2019). ¿Qué se siente al entrar en un club tan exclusivo?

Supone un inmenso honor para mí formar parte de este plantel de escritores tan destacados que, además, son amigos. Como ya dije cuando recogí el premio, los Ateneos, para mí, siempre fueron los refugios de la cultura; esos lugares casi mágicos desde donde se podían potenciar los nuevos talentos intelectuales y artísticos y afianzar los consagrados y donde, también, cabían las diferentes ideologías y los debates sociales. Recibir el premio del Ateneo más señalado de España es un auténtico privilegio. Un premio que le roba el nombre a una diosa griega. La de la sabiduría, ni más ni menos.

¿Tienes algún vínculo con la ciudad de Valencia?

Mis vínculos con Valencia comienzan, como los de tantos madrileños, en las vacaciones. En concreto, en las de mi infancia. A mis cuatro años veraneaba en Benidorm, que era uno de los lugares más paradisiacos de la península. Luego lo hice en San Juan, de donde guardo recuerdos singularísimos. Y después, me he recorrido toda la comunidad por puro ocio o para presentar mis libros. Mi novela ‘La chica a la que no supiste amar’ es Premio Letras del Mediterráneo 2019 y Premio Alicante Noir 2021. Y luego es que tengo muchos y buenos amigos en Valencia a los que visito de cuando en cuando, empezando por mis compañeros de Valencia negra.

¿Qué te ha parecido La Noche Valenciana de las Letras?

Me ha parecido una noche repleta de cariño e intención literaria, que rezuma respeto por las letras y ganas de potenciarlas. Fue muy emocionante recibir el Premio de las Letras, arropada por los ganadores de las categorías de poesía, novela y relato y entre tantos compañeros de los medios de comunicación y amigos de la cultura.

¿Te consideras más periodista o escritora? ¿Se retroalimentan ambas facetas?

Yo siempre fui más escritora que periodista. O, al menos, es lo que quería ser de niña. Me hice periodista casi por casualidad; aunque lo cierto es que desde el primer momento -siempre lo digo- el veneno del periodismo se me metió en las venas y me inoculó las ganas de vivir la realidad en primera línea y traducirla para todos los que no podían hacerlo, para contribuir a explicar el mundo, con el máximo rigor y objetividad, para hacerlo un poco más justo. Por eso creo que, aunque un día me dedique en exclusiva a la literatura, siempre seré periodista. Y…, no. No creo que todos los periodistas sean escritores ni que todos los escritores sean periodistas. Incluso pienso que, a veces, los periodistas que comienzan a escribir novelas de un día para otro deben pulir mucho su manera de contar para no abusar de la documentación excesiva y las continuas explicaciones. Tampoco pienso que todos los escritores sean periodistas y hay muchos que ni siquiera escriben buenas columnas y no digamos cuando se atreven con los reportajes o las entrevistas. Creo que ambas tareas requieren curiosidad y observación previas. Y también ese rigor del que hablaba antes, incluso cuando nos referimos a la ficción, porque las novelas no son reales, pero tienen que ser verosímiles y estar apuntaladas en datos verdaderos para no defraudar al lector. Pero el periodismo, aunque puede ser puro arte, es un oficio; y la escritura requiere emoción para convertirse en literatura.

Has ganado a pulso un lugar de prestigio en la novela negra  española. Recibiste el Premio Fernando Lara de Novela por ‘Luisa y los Espejos’ (2013). ¿Crees que esta novela supuso un punto de inflexión en tu carrera como escritora?

Sin duda. Ganar el premio Fernando Lara de novela supuso un espaldarazo a mi carrera literaria. Fue en ese momento en el que yo me atreví a llamarme a mí misma “escritora”, aunque llevaba escritos una decena de libros. Ese premio me ayudó a atreverme a seguir por el camino que había soñado desde siempre (escribí mi primera novela cuando tenía 16 años, aunque no la publiqué, y empecé a publicar libros en el año 1991). Y luego es que le tengo un cariño muy especial a la historia que narro en ‘Luisa y los espejos’ que, además, incorpora un punto de thriller en su final.

En ‘La chica a la que no supiste amar’ hablas sobre la esclavitud sufrida por infinidad de mujeres, en su mayoría inmigrantes ilegales, atrapadas en las redes mafiosas de trata que operan en nuestro país. ¿Por qué te interesan ese tipo de historias?

El género negro para mí tiene muchos alicientes: la propia estructura, el lenguaje que requiere, el tipo de historia que ha de incorporar un dinamismo muy atractivo para el lector…, pero también que ofrece un espacio para la denuncia. Yo siempre he sido una persona muy comprometida en el periodismo y en la vida. Y quería serlo también en la literatura. Abordar asuntos que forman parte de nuestra realidad y que son dolorosos en mis distintas novelas (la trata de mujeres, los vientres de alquiler, los asesinatos, la corrupción de la sociedad, etc.) es una forma de contribuir a mover el corazón endurecido de tantas personas, a las que el exceso de información les vuelve la piel de rinoceronte. Cuando uno se acostumbra al dolor ajeno y no siente compasión, acaba convirtiéndose en un monstruo. Lo decía Shakespeare.

Has adaptado y dirigido un cortometraje basado en esta novela. Cuéntanos qué te llevó a trasladar esta historia de las palabras a las imágenes.

Muchos piensan que la prostitución está asociada a lo viejuno, que los jóvenes no la consumen. Y están muy equivocados. Son muchos los jóvenes que asocian la prostitución al ocio. Unos jóvenes que desde los 8 y 9 años acceden a la pornografía a través de sus móviles y que tienen un concepto de la sexualidad absolutamente distorsionado. Los mismos que a partir de los 18 acuden a los prostíbulos y demandan a las mujeres prostituidas las cosas más abyectas, porque las han visto en sus pantallas y piensan que pueden pedirlas. Y si no se las conceden, vejan y maltratan a las mujeres más allá de la propia humillación que supone el servicio sexual. Me parecía importante trasladar el mensaje de ‘La chica a la que no supiste amar’ a los jóvenes. Y para conseguirlo, la mejor herramienta era la imagen. Y también la música. Dos elementos que forman parte de sus vidas. Y eso fue lo que hice: contarles la esencia de la novela en un corto muy corto, donde la música lo vehicula todo y la imagen es muy muy contundente.

En 2017 comenzaste la serie Detective Roures con la novela ‘A menos de cinco centímetros’,  a la que siguieron ‘La mala suerte’ y ‘La chica a la que no supiste amar’, por la que fuiste galardonada con el Premio 2019 de Narrativa Castellón Letras del Mediterráneo. ¿Habrá continuidad?

La primera de las novelas de la serie, ‘A menos de cinco centímetros’, fue finalista del Premio Silverio Cañada de la Semana Negra de Gijón. ‘La mala suerte’ fue finalista de Cartagena Negra y ganó el premio especial de Aragón Negro.  Teniendo en cuenta las muchas alegrías que me ha dado el detective Roures no podría hacerlo desaparecer después de esas tres aventuras…Así que la respuesta es sí. Habrá continuidad. De hecho, ya tengo la historia en mi cabeza (y el arranque escrito en mi ordenador).

Y ya para terminar, cuéntanos lo que puedas de  ‘Lo que la primavera hace con los cerezos. Historias de amor y desamor de grandes creadores’, tu próximo libro, que verá la luz el 30 de noviembre.

Bueno. No me gusta demasiado hablar de los libros antes de que salgan porque, como buena lectora, cuando alguno me interesa, quiero tenerlo en mis manos lo antes posible y me enerva no poder conseguirlo en el momento. Pero bueno, como falta poquito diré que es un ensayo novelado muy particular, donde relaciono la creación de los artistas de todas las disciplinas (escritores, pintores, escultores, cineastas, músicos…) con sus sentimientos. Hago un viaje a través de la parte más visceral de sus biografías y analizo cómo las emociones determinan sus procesos creativos y cómo el amor, el desamor y la pérdida los marcan y moldean de  manera definitiva. Las historias de amor y desamor de los grandes creadores son verdaderamente extraordinarias y también suponen la mejor manera de explicar sus obras y de explicarlos a ellos. Yo lo hago desde una reflexión personal, siempre muy documentada, a la que añado relatos de ficción con los que comienzan los distintos capítulos del ensayo. Algunas de las historias son muy conocidas (Frida Kahlo y Diego Rivera o Byron o Percy y Mery Shelley) y otras, muy desconocidas y sorprendentes (como la de Emilio Salgari o la de Djuna Barnes y Thelma Wood); pero todas están contadas de otra manera que, espero, sorprenderá al lector y le hará partícipe de ellas.  

María Teresa Espasa:  «La escritura ha sido el soporte de mi vida»

Entrevista publicada en ‘El Periódico de Aquí’ (edición Valencia, julio/agosto de 2022 p. 11)

María Teresa Espasa Moltó es una poetisa, narradora, ensayista y profesora española, nacida en Denia (Alicante) a mediados del siglo XX. Ha desarrollado una intensa actividad literaria y de animación cultural desde la tertulia La Buhardilla y a través de la revista ‘Corondel’. Es autora de más de veinte libros, licenciada en Filosofía por la Universitat de València y licenciada en Teología por la Facultad San Vicente Ferrer de Valencia. Miembro del grupo literario El limonero de Homero, como poeta, ha ganado algunos de los premios más importantes, como el Vicente Gaos, el de la Crítica Literaria Valenciana o el Leonor, de Córdoba. Reconocida por la comunidad poética valenciana como una de sus máximos exponentes, el magisterio de Teresa Espasa ha curtido a diversas promociones de poetas. Creadora del mítico ciclo Hojas de Abedul, celebrado en Ámbito Cultural, así como de sus famosos Pliegos de Ítaca, el próximo otoño, Espasa publicará ‘La caída de la luz’, un nuevo libro en el que imbricará sus poemas con los aforismos de Roger Swanzy.

ENTREVISTA

¿Qué has aprendido del silencio? ¿Por qué está tan presente en tu poesía?

Mi primer libro que lleva por título ‘A través del silencio’, se publicó en el año 1978, así que formo parte de la segunda mitad de la generación de los años 70.

De este libro aprendí a valorar la palabra poética y, también, como escribió Ricardo Bellveser en el prólogo de ‘Tanto y tanto silencio’, a escribir de manera incansable para conseguir que mi poesía salga del rincón del que ahora injustamente se encuentra, víctima de tanto y tanto silencio (según dijo Bellveser).

Naciste en Denia. ¿Qué relación mantienes con Alicante?

Sí, nací en Denia, cosa que siempre me he sentido complacida. En cuanto a mi relación con Alicante, tengo que decir que allí están mis raíces, ya que mi abuelo Sebastián, (fogonero del Titanic), nació en la capital de la Costa Blanca.

¿Cuáles han sido tus referentes literarios?

Mis referentes literarios han sido los libros de la gran biblioteca de mi casa, desde la filosofía con Heidegger, Nietzsche, con su muerte de Dios, y Foucault, con la muerte del hombre, me han hecho entender la vida. En cuanto a la poesía, mis referentes literarios, aparte de las Vanguardias, han sido: Cernuda, Neruda, Brines, Gil-Albert, R. Bellveser y un largo etc. De ellos he aprendido a conocerme a mí misma, a sentir la mágica sensación de la palabra y a vivir plenamente para la poesía.

Tengo que confesar que la escritura ha sido el soporte de mi vida, sin ella hubiera resultado muy difícil.

¿Qué te llevó a estudiar Arqueología Bíblica en Jerusalén?

En realidad, empecé por la Filosofía, la Filosofía me llevó a la Teología y la Teología me llevó a la Arqueología Bíblica.

De la Arqueología Bíblica, aprendí a dar firmeza a mis escritos, ayudándome a analizar algunos pasajes de la ‘Biblia’, como, por ejemplo, la vieja historia de Teráh, padre de Abraham. En general, uno de sus objetivos es probar la veracidad de los relatos que narra la ‘Biblia’.

¿Escribir poesía es una forma de buscar a Dios?

Quizá podríamos decir que la poesía es la esencia del mundo, igual que la búsqueda de Dios.

María Teresa Espasa

Eres la única integrante femenina del grupo El limonero de Homero.

Como sabes, desde sus inicios El limonero de Homero ha estado compuesto por cinco poetas, llegó el momento en que uno de ellos abandonó el grupo para dedicarse a la música, entonces Vicente Barberá me invito a integrarme en el grupo, desde entonces formo parte de un grupo de poetas que todos los jueves a las 11 de mañana se reúnen para escribir, corregir y estar dispuesto a escuchar los consejos de sus compañeros. Mi aportación personal tal vez sea la intuición.

¿Te ha resultado más fácil aprender o enseñar?

Desde la perspectiva de formar a los alumnos, siempre me ha gustado enseñar. Aunque aprender es la sal de la vida. Aprender es algo fantástico. Una escritora a veces se convierte en espectadora silenciosa de su tiempo y su vacío.

Para una poeta, escribir es descubrir los días de aventura e incluso permanecer suspendida dentro de un equilibrio difícil de mantener.

Eres la fundadora de la Plataforma de Escritoras del Arco Mediterráneo. ¿Qué objetivos tiene este colectivo?

Llegó un momento en que mi natural rebeldía me llevó a coordinar la primera antología escrita por mujeres que se publicó en Valencia en el año 1989, su título ‘Nunca te dije que el amor fuera esto’. Esta antología está formada por doce poetas que escribieron sobre el amor desde distintas perspectivas.

Más tarde dedique mi actividad cultural a promocionar la escritura femenina. Tuve la suerte de reunir a un conjunto de escritoras que defendían los mismos objetivos.

Desde entonces, la Plataforma de Escritoras del Arco Mediterráneo se ha dedicado a promocionar la literatura de mujeres, puedo decir que hasta el momento su labor es bien acogida por el colectivo de escritoras y escritores.

María Teresa Espasa

Pocos poetas vivos, y menos, en Valencia, tienen el honor de tener un certamen poético que lleve su nombre. El Premio Internacional de Poesía Breve ‘María Teresa Espasa’ ya va por su cuarta edición.

Por supuesto, para mí es una satisfacción y un honor que mis compañeras de la Plataforma me ofrecieran un homenaje tan inmenso como fue el crear un certamen poético que lleva mi nombre y que como tú bien dices, ya ha convocado su cuarta edición.

¿Qué vamos a encontrar en ‘La caída de la luz’, tu próximo libro?

La vida está siempre en movimiento, igual que la luz y la sombra.

‘La caída de la luz’, es un libro exquisito que hemos escrito entre Roger Swanzy y yo misma. El título es una aportación de Roger, que ha escrito unos aforismos magníficos, mi contribución a este singular poemario, son poemas.

Bien podríamos decir que ‘La caída de la luz’ es un conjunto de sombras movedizas que danzan y danzan sobre un cielo infinito y sus dos orillas.

Nos lo publicara, la Editorial Araña, de la mano de Julia de la Rúa, y estará en la calle este próximo otoño.

¿Qué nos puedes contar sobre tus próximos proyectos?

A pesar de todo, mis proyectos para un futuro inmediato son abundantes.

En primer lugar, a final de año la editorial Lastura publicará mi libro ‘Déjame que te diga’, es una especie de memorias en las que cuento, tanto los días felices, como los desgarrados. También cuento parte de la historia de la literatura en Valencia. Espero que guste a mucha gente.

Por otra parte, estoy preparando un epistolario que lleva por título ‘Cartas de madrugada’, su contenido son esas cartas que muchos de nosotros todavía nos debemos.

Por último, estoy rematando un poemario para el que no tengo editorial.

María Teresa Espasa

No hay peor calumnia que la verdad

Artículo publicado en la revista ‘Ajkö Ki’:

https://revistaajkoki.com/index.php/ensayos/97-no-hay-peor-calumnia-que-la-verdad-ajkoe-ki-no-2?fbclid=IwAR04I11_ccAhcXhNGWAwvxiY9IaTRARJ1UTmKtj4yvhNnQh8-ZNoURtEL4c

QUÉDATE CON TU BORGES (7)

1 él te ofrece el recuerdo de una flor amarilla (14)

2 vista al anochecer (7)

3 años antes que tú nacieras (9)

4 interesante puchas que interesante (12)

5 en cambio yo no te prometo nada (11)

6 ni dinero ni sexo ni poesía (12)

7 un yogur es lo + que podría ofrecerte (14)

Nicanor Parra

Nicanor Parra

Nicanor Parra (1914-2018) fue un poeta chileno creador de la denominada «antipoesía». Recibió el Premio Nacional de Literatura en 1969, fue candidato al Nobel en varias ocasiones. El texto seleccionado es un poema incluido en el libro Poemas y antipoemas (1954), libro fundacional en cuanto a que propuso con él una nueva forma de hacer poesía. Sus poemas se inscriben en la línea vanguardista, también posvanguardista, de carácter experimental, con rasgos científicos que a veces intenta mezclar con los procedimientos formales de creación. Su poética es crítica, todo lo cuestiona, es anticlerical, arremete contra la política, y junto a su posmodernismo analítico, también se encuentran poemas de corte ecológico, de amplitud popular y temas locales.

Parra se distinguió por democratizar la poesía, por darla a conocer a los estratos más bajos de la sociedad, y para ello, no dudó en recurrir a lo absurdo, a la cultura popular, el arte manifestado en las calles; así como una buena dosis de ironía y humor. Parra participó de las vanguardias de principios de siglo veinte, aquellas que pretendiendo acercar el público a las artes en desarrollo se complejizaron tanto, que consiguieron justamente lo contrario. El hecho literario se convirtió entonces casi en un laboratorio de experimentos, cada vez más extraños.

Parra influyó primero en la poesía hispanoamericana y después, en todo el mundo. El carácter revolucionario de sus propuestas poéticas encajaba a la perfección con los ideales del individuo que no se encontraba a sí mismo en un mundo industrializado y transformado por el auge del capitalismo. Este poema se compone únicamente de un título y siete versos (monoestrófico), es breve y en apariencia sencillo, pero pasemos a analizar algunas de sus dimensiones para desentrañar todo su valor y su mensaje.

El título del poema anticipa de manera catafórica el carácter dialogístico del texto. Parra se refiere al lector (apóstrofe) a través de un yo (hablante lírico) que se expresa en primera persona: «yo no te prometo» (v. 5); «que podría ofrecerte» (v. 7). Este rasgo es inclusivo con referencia al lector, dicha interpelación lo sumerge de lleno en el poema y, de alguna manera, lo hace participar. Sorprende que el texto carezca de letra mayúscula al principio del poema, así como también, que no se encuentren en él rasgos adsegmentales, la ausencia de todos estos signos ortográficos deviene en un encabalgamiento permanente, lo cual, demanda un lector activo (obra abierta) que participe del texto y decida dónde terminan y empiezan las proposiciones.

Este hecho, además de favorecer las elipsis e introducir al lector de manera inmersiva en la lectura, aumenta el extrañamiento, y con él, el tiempo de recepción de la obra; el lenguaje se vuelve recurrente y llama la atención sobre sí mismo. Tanto la renuncia a colocar signos ortográficos, como a prescindir de tipografía mayúscula, tienen su razón de ser en el principio de antipoema; es decir, la idea de transgredir la convención, huir de lo establecido y quebrantar las normas para ir en busca de algo nuevo. Pero esa condición de antipoema se consigue también mediante otros factores.

Hemos marcado a la derecha de los versos el número de sílabas que contienen. Así, podemos comprobar cómo el poema comienza y termina con sendos versos alejandrinos (14 sílabas), mientras los demás versos no parecen repetir ningún patrón rítmico a modo grupal. Estamos ante verso libre (anarquía coherente con el conjunto de ideas y proceder); sin embargo, el autor demuestra conocer la tradición métrica de armonías clásicas, utiliza de manera deliberada una combinación polimétrica que mezcla versos parisílabos e imparisílabos, algo que se sanciona en los manuales de poesía. Lo mismo ocurre con la rima, el poema carece de ella para separarse de la tradición más inmediata.

La mención a Borges del título (el imperativo `quédate´) y su alusión en los primeros versos: «él te ofrece» (v. 1) parece colocarse en contra de un culturalismo preciosista, una aspiración estética, que para Parra, Borges representa. Critica de alguna manera el afán dogmático de la literatura mercantilista, devenido de una sociedad opulenta a la que se induce desde el Estado a actitudes de consumo; y en contraposición, Parra, o su hablante lírico, dice no ofrecer nada parecido a cambio: «ni dinero ni sexo ni poesía» (v. 6). Es en el último verso donde aparece el objeto de consumo fabricado en serie: «un yogur es lo + que podría ofrecerte», donde ridiculiza a través del absurdo el hecho de comparar una obra literaria con un comestible de fabricación industrial.

El cuarto verso: «interesante puchas que interesante», funciona como el eje vertebrador que escinde la parte alusiva a Borges, o lo que su literatura propone, de la opinión del sujeto poemático y cuanto este ofrece (ley de oferta y demanda como metáfora de cómo funciona el mundo); pero además, uno de los significados atribuidos a la palabra `puchas´ hace referencia a las denominadas `natillas de pobres´, naturales de Salamanca, por lo que rompe completamente el tono del poema en su parte central y nos prepara para lo que vendrá después. La repetición de la palabra `interesante´ en el mismo verso, subraya el carácter socarrón de esta expresión, que debería ir precedida de un guion de diálogo.

Se trata, pues, —o por lo menos en apariencia— del trueque entre un bien inmaterial de alto valor y un producto comercial creado por la mercadotecnia. ¿Es posible establecer un baremo de igualdad en este absurdo intercambio? Una posible equivalencia entre el postre y el libro podría establecerse mediante la consideración del tiempo de creación invertido en ambas mercancías. Ambas cosas pueden venderse como productos en unos grandes almacenes; por lo tanto, ambas requieren de un trabajo previo para existir, que precisa de una inversión para generar un beneficio económico. Pero son tan diferentes —no solo en lo matérico— los objetos escogidos por Parra: (yogur (físico) vs. literatura (inmaterial)), que resulta casi imposible equipararlos; sin embargo, podrían igualarse en nuestra percepción del deseo.

Entre el bien inmaterial borgeano y el producto de primera necesidad, Parra nos recomienda en su título que escojamos el primero. En apariencia, nos parece estar ante una contradicción: un intrascendente yogur es lo que ofrece el protagonista del poema y, lejos de persuadir al lector para que piense como él (tónica dominante en la literatura occidental), Parra nos invita a lo contrario. Y es que de eso se trata el antipoema.

La oferta sublime de la literatura borgeana es ridiculizada por el tono burlón del poema. El desenlace es cómico; la aspiración a la belleza insinuada en el texto es sustituida por el placer de reír: algo que podría hacernos pensar que la flor amarilla[1] de Borges (intertextualidad con el poema de Borges titulado “Una rosa amarilla”, donde esta simboliza lo eterno) es algo banal o kitsch. La contraoferta del yogur es algo del todo impredecible, no se puede deducir de lo leído con anterioridad. La flor, que es el símbolo por excelencia de amor entre los amantes (aquí, por supuesto, desacralizado), se convierte en un pueril yogur que adquiere una dimensión romántica. La antinomia de ambos elementos poemáticos cristaliza en un extrañamiento que termina en comedia, y ese es el principal objetivo de Parra, desautomatizar el texto, las convenciones y las connotaciones que el lector pueda extraer de él.

La utilización del signo (+) en el último verso, añade más coherencia a esta aspiración desactivadora de lo canónico. Este símbolo matemático de adición aparece justo en la palabra final del hemistiquio que separa al otro por la cesura. Su connotación puede interpretarse también con relación a la cruz, símbolo de la religión católica, por lo que el hecho de proponer cambiar de ideología al lector también pueda interpretarse como algo dogmático.

La relación entre el título y el primer verso también puede considerarse consecutiva; es decir, el título no sería un elemento exterior al poema, pues gramaticalmente ambos adquieren su sentido en lo continuo de la lectura.

Parra no pretende ser lírico con su poema, se aleja de esa pretensión y se instala como dramaturgo, pues presenta a un personaje que interpela a otro en una suerte de diálogo. La flor amarilla representa la distracción, el arte por el arte, aquello contra lo que el autor quiere luchar y; sin embargo, su arma es un yogur: «ni dinero ni sexo ni poesía», cosas aparentemente más deseables, las dos primeras, de fácil atribución a la sociedad monetarizada, con las que sin duda se convencería mucho más rápido a alguien. Al código lingüístico se suma un símbolo matemático que podemos asociar con el tener, pero el hecho de que aparezca la palabra `tu´ en el título del poema, nos hace pensar en que la propuesta borgeana es solo una de todas las que puede ofrecer.

 Quedarnos con una llamativa flor amarilla puede traducirse como el laudo de alguien superficial, alguien materialista, así que la grandeza del poema recae en que también puede interpretarse como una gran ironía, y lo que verdaderamente quiere Parra es que no cambiemos lo material por lo inmaterial, no es que el yogur nos distraiga de lo benéfico de la literatura, es que el yogur es el demonio (producto del mercado), aquello que destruye el mundo e infecta nuestras mentes.

`Él´ (alusión a Borges) aparece en el primer verso, `yo´ (hablante lírico), en el quinto, sin duda son palabras importantes junto a, por supuesto, `flor amarilla´ y `yogur´. El tercer verso: «años antes que tú nacieras» es utilizado de dos formas: como prueba de que nos dejamos seducir por cosas ya obsoletas, lejanas en el tiempo y que poco tienen que ver con nuestro yo y las necesidades actuales; y también como ridiculización de un hecho que en la ficción borgeana se da de manera recursiva: los viajes en el tiempo. En muchas narraciones de Borges el personaje principal termina donde empieza (ruinas circulares), por lo que ante la imposibilidad de este hecho en el mundo real, el sujeto lírico conviene en que un yogur (medible, pesable, palpable) es más valioso (y real) que toda su literatura (universo figurativo). Esta idea mete de lleno al lector en la necesidad de ser realista y reaccionar ante los problemas verdaderos que acucian a la sociedad.

En conclusión, Parra maneja con habilidad una diversa gama de recursos literarios para cohesionar y dar coherencia a su aspiración al antipoema. Desde el léxico escogido, completamente sencillo y entendible, a su tono coloquial, su irreverencia formal (ausencia de signos ortográficos, mayúsculas, ausencia de punto final, aparición de signos matemáticos), cada rasgo contribuye a perder de vista la meta estética y a desactivar el orden establecido en la convención de lo que entendemos por poema.

En este sentido, el cariz humorístico representado por el cuarto verso y la elección del yogur como elemento actorial, sustitutivo de la literatura como bien inmaterial, ayudan a desmitificar códigos y símbolos, algo necesario si, como Parra pretende, se aspira a reconfigurar el hecho literario y su comprensión sobre él. Este poema actúa a modo de un ready made dadaísta (objeto manufacturado en serie —intervenido artísticamente— que es la metáfora de la estandarización que lleva a cabo de manera subliminal la cultura de masas); a través de elementos conocidos somos introducidos en lo desconocido, en una sensación del absurdo que nos insta a redefinir nuestra escala de valores.

Queda traslucida a la perfección tanto la idiosincrasia mercantilista de la sociedad, como lo absurdo de cambiar lo trascendente por lo intrascendente. Por extraño que parezca, mediante la asociación libre e irracional, Parra nos habla de manera efectiva de lo racional. La libertad expresiva no coarta la comunicación. La ruptura de la lógica abre el diálogo a más interpretaciones. El antipoema queda construido con elementos de apariencia no lírica, pero nada más lejos de la realidad, nos conduce con estratégica serenidad a un jardín en el que —sin duda— esplende la verdadera poesía.






[1] La flor amarilla era un presagio de buena suerte para Gabriel García Márquez y así mismo se titula un relato de Julio Cortázar en el que habla también de la eternidad y lo efímero. Por tanto, las intertextualidades son muchas y la oposición eternidad (rosa) / efímero (yogur) está más que clara.

Quique Olmos: «Hay muy buenos escritores en la Comunidad Valenciana que lo único que necesitan es que alguien les dé esa oportunidad»

Entrevista publicada en ‘El Periódico de Aquí’ (edición Camp de Túria, julio/agosto, 2022, p. 13).

Quique Olmos reside en La Eliana y es licenciado en Ecotecnología Acuática y Medio Ambiente por la Universidad Hogeschool Zeeland, de Holanda, empezó hace 16 años su primer trabajo como editor en Editorial Ecir, dedicada al libro de texto, donde bajo su supervisión empezaron a publicar libros infantiles y juveniles. Cinco años después comenzó a dirigir Carena Editors, editorial dedicada a la narrativa y a la cultura local. En 2015 cofundó el Grupo Editorial Sargantana, un proyecto del que es director ejecutivo y sobre el que nos hablará ampliamente en esta entrevista. Es miembro de la asociación de editores de Valencia. Ha realizado un máster de edición de la Universidad de Valencia y un máster de artes gráficas en la Universidad Politécnica de Valencia. Ha asistido a numerosos congresos nacionales e internacionales de edición y regularmente a las ferias profesionales más importantes del libro, como Frankfurt, Liber, Guadalajara o Bolonia.

ENTREVISTA

¿Qué es el Grupo Editorial Sargantana?

Grupo Editorial Sargantana comprende diferentes sellos editoriales desde donde publicamos diferentes temáticas. Desde Editorial Sargantana publicamos libros de literatura infantil y juvenil, narrativa para adultos, cultura local de diferentes partes de España y la colección de personajes ilustres donde publicamos biografías de personas que han sido muy importantes en la historia, pero con un lenguaje dirigido a todo el mundo.

Galés Edicions es nuestro sello editorial donde publicamos libros en valenciano, sin discriminar si son en valenciano, catalán o balear. De hecho, desde el año pasado publicamos los premios literarios del Consell de Mallorca. Tenemos cuatro colecciones; ensayo, narrativa, poesía y teatro.

Aleta Ediciones es una editorial que incorporamos a Grupo Editorial Sargantana hace dos años y con la que entramos en el mundo del cómic. Este sello tiene más de 25 años y es conocida como una de las editoriales independientes más importantes de cómic tipo americano en España.

Desfiladero Ediciones también se incorporó al grupo hace dos años y está especializada en novela gráfica, sobre todo, sobre memoria histórica, fantasía y ahora comenzamos con una colección de biografías de personajes de la historia del cine en novela gráfica. Además, también tenemos una colección de ensayo sobre cine.

Editorial Brief tiene 21 años y la incorporamos hace ya casi tres años y es nuestro sello especializado en innovación pedagógica y altas capacidades. También tenemos una colección de narrativa escolar con plan lector.

Finalmente, NPQ Editores es nuestro sello de autoedición con el que damos servicio editorial a escritores, empresas e instituciones.

El equipo editorial está compuesto por un equipo inquieto y apasionado del sector de 15 personas entre todos los departamentos. La media de edad del equipo es muy joven, pero muy preparado.

La progresión de Sargantana durante sus siete años de vida es manifiesta. Vuestros libros se encuentran en librerías y grandes almacenes, contáis con distribución en España y México. ¿Ha resultado duro consolidarse en el sector?

Es muy difícil hacerse un hueco en este sector, cada año nacen muchas nuevas editoriales, muchas de las cuales, desgraciadamente, no logran consolidarse y desaparecen. Nosotros, desde un principio, teníamos un plan editorial y empresarial que pusimos en marcha. Muchas nuevas editoriales se olvidan de esta segunda parte y es tan importante como la primera. Ha sido muy difícil hacernos un hueco, pero tenemos que seguir trabajando duro porque hay partes de España donde no tenemos la implantación que nos gustaría.

¿Ser editor en Valencia sigue siendo arriesgado? ¿Cómo ves las ayudas a la edición, la sinergia entre librero, distribuidor y editor, el tejido empresarial valenciano relacionado con la edición, etc.?

Ser editor en cualquier parte del mundo es arriesgado, ya que en nuestro trabajo hay una incertidumbre continua. Cada libro nuevo que sacamos es una apuesta que no sabemos si seremos capaces de vender bien o no. Hay mucha competencia, en España se publican casi 90 000 libros al año, y hemos de conseguir que nuestros libros tengan su posicionamiento en librerías y medios de comunicación para poder llegar al lector.

Las ayudas a la edición han subido mucho estos años, pero creo que en Valencia el sector editorial ha de profesionalizarse mucho más, es muy difícil formarse en aspectos que no conocemos y es muy difícil también encontrar profesionales bien preparados. En este aspecto tenemos mucha suerte, porque contamos con un equipo magnífico en todos los departamentos, pero nos ha costado mucho crearlo.

Por otro lado, las ayudas van encaminadas a potenciar especialmente a la edición en valenciano, un ejemplo es que las ayudas a la edición, un 40%, van para publicaciones en castellano y un 60%, a publicaciones en valenciano, esto, a las editoriales que trabajamos a nivel nacional nos deja en desventaja con respecto a editoriales de otras regiones.

Las sinergias son muy importantes, para nosotros, el resto de editoriales no son competidores, si no compañeros con los que compartir experiencias y aprendizajes y cuando mejor nos vaya a todos, mejor para el sector. En cuanto a las librerías, es muy importante crear sinergias con ellas, hemos de tener en cuenta que son unas de nuestras principales prescriptoras y hemos de cuidarlas todo lo que podamos, sin ellas, al final, solo se venderían los libros de los grandes grupos editoriales. Desde el primer día de Grupo Editorial Sargantana decidimos apostar por ellas y siempre intentamos que nuestros libros se vendan por ese canal.

¿Cuáles son vuestros objetivos principales?

Nuestros principales objetivos son conseguir una buena implantación en toda España, no solo en las zonas en las que ya estamos muy bien colocados, y en México y Argentina, donde acabamos de entrar.

Además, nos gusta apostar por autores noveles publicando sus obras y queremos que se hagan un nombre en el mundo editorial.

Otro objetico importante es conseguir profesionalizar el mundo editorial en la Comunidad Valenciana, ya que son muy pocas las editoriales con más de 5 empleados o incluso que sus dueños puedan dedicarse al cien por cien a su editorial.

Este año Sargantana ha tenido mucha presencia en la Feria del Libro de Valencia y habéis estado en otras ferias más por toda España. ¿Cuál es el balance?

Este año ha sido fabuloso en cuento a las ferias, hemos participado en más de 10 desde marzo a Julio. Pero si nos fijamos en las principales, que serían Valencia, Madrid, Sant Jordi en Barcelona o San Jorge en Zaragoza, las ventas han subido casi un 15% en estos eventos, en nuestro caso, y según lo hablado con otras editoriales o librerías, ha sido algo general. Los lectores tenían ganas de que volvieran ya de una vez.

¿Cuáles son tus motivaciones como editor? ¿Qué has aprendido en todos estos años sobre la industria del libro?

Como editor no me ha faltado motivación ningún día desde que empezamos, aunque estas, es verdad, pueden ir cambiando. La principal es dar a conocer nuestra historia y a nuestros autores, hay muy buenos escritores en la Comunidad Valenciana que lo único que necesitan es que alguien les dé esa oportunidad. Además, nos gusta ver cómo sigue creciendo “la familia Sargantana” formada por trabajadores, colaboradores y escritores.

En estos años he aprendido muchísimas cosas, pero lo que es más cierto es que aún me quedan muchísimas por aprender, y esta es otra de mis principales motivaciones, poder seguir aprendiendo de este mundo que es maravilloso.

¿La formación permanente es esencial en vuestro equipo? ¿Qué opinas del ‘networking’?

En nuestro equipo consideramos que la formación es importantísima, es por eso que siempre estamos formándonos. Un ejemplo es que cuando entran nuevos trabajadores en el equipo de diseño nos vamos a una imprenta y a una encuadernación para que vean personalmente todo en lo que influye su trabajo y así evitar errores.

Pero, además, creemos que es muy importante también el ambiente de trabajo, por lo que solemos organizar eventos con los trabajadores, como ‘scape rooms’ o cenas de empresa.

Nosotros creemos mucho en el ‘networking’, y desde hace ya seis años estamos en varios de ellos, a los que acudimos semanalmente a algunos y mensualmente a otros. Podemos ayudarnos mucho unos a otros y ese es el objetivo de los ‘networkings’.

¿Qué nos puedes anticipar para el próximo otoño?

A partir de septiembre sacamos muchas novedades, más de cuarenta entre todos los sellos editoriales. Como decía en Desfiladero, comenzamos una colección de novelas gráficas de biografías de cine en la que tenemos muchas esperanzas. En Aleta, quiero destacar que el editor ha conseguido comprar los derechos de edición de la biografía de Tolkien en cómic, que la haremos salir coincidiendo con el estreno de su serie. En Galés, vamos a publicar una novela fantástica del gran escritor Juanmi Aguilera, uno de los más importantes en su género, y en Sargantana, muchas novedades más que no queremos anticipar hasta que llegue el momento, pero estamos seguros de que van a gustar al público.

Quique Olmos

Vicente Barberá: «En una sociedad como la nuestra no cabe una educación politizada y desnortada»

Entrevista publicada en ‘El Periódico de Aquí´ (edición Valencia, junio/julio de 2022: p. 6)

Vicente Barberá Albalat nació en Els Ibarsos (Castellón, 1937) y durante su etapa laboral desempeñó labores de maestro de primera enseñanza (1956-1965), director escolar (1966-1978), inspector de Educación (1979-2005) y profesor universitario (1998-2005). Es graduado social (1964), licenciado en Filosofía y Letras (Sección de Pedagogía, especialidad Organización y Legislación, 1973); su tesis de licenciatura fue: `Didáctica de las Ciencias de la Naturaleza en la E.G.B. Ensayo Experimental´. Fue subdelegado del Ministerio de Educación y Ciencia en Barcelona (1980). Alto inspector, en funciones, del MEC (Barcelona, 1981), su director provincial en 1982 y agregado de Educación Adjunto a la Embajada de España en Suiza (1983). Es doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad Autónoma de Barcelona. Autor de más de veinte libros de Educación. En 1978 obtuvo el Premio Nacional de Ensayo José Ibáñez Martín por `La enseñanza de los valores en la sociedad contemporánea´. Como gestor cultural, es fundador del ciclo literario Poetas en el Ateneo, cofundador de Tardes de LiterAteneo y del grupo literario El limonero de Homero. Entre sus publicaciones de poesía figuran `Ensayo para un concierto y otros sonetos´ (Olé Libros, 2016), `Flor en el agua´ (Lastura, 2018) y `Después del amor´ (Olé Libros, 2018). En 2019 publicó su primera novela, `Lucas Luna´ (Olé Libros). Como novedad, anticipamos que tiene en preparación una antología poética que reunirá poemas de todos sus libros y llevará por título `Desde el andén´.

ENTREVISTA

Háblanos de `Desde el andén´, esa antología poética que estás preparando y se publicará en la editorial valenciana Olé Libros.

Desde el principio de mi interés por la poesía (mi primer libro se publicó en 2014) siempre he querido que fuera popular, que todo el mundo la entendiera, pero con el tiempo me he dado cuenta de que eso es una utopía y he de confesar que me cuesta aceptarlo. Si la poesía no es popular y no la entiende el pueblo, seguirá siendo un arte minoritario. Aceptando la premisa he querido que la selección del contenido de esta antología la hicieran cinco amigos para que no fuera yo quien eligiera el contenido. A ellos, y aprovecho para agradecerles su paciencia y generosidad, debo la selección del contenido después de leerse los 700 poemas de que consta mi producción. De este modo es más objetiva que si la hubiera realizado yo solo. Creo que su contenido se acercará más a los lectores. Obviamente, hay bastantes poemas que no hubiera incluido y otros que sí.

Impartes cursos sobre la felicidad, ¿qué te movió a hacer algo así?

Para Aristóteles, la felicidad era «la mejor, la más noble y la más placentera de todas las cosas». Imparto clases desde el curso escolar 2007-08 hasta el actual, después de haber frecuentando un centro budista en Valencia durante dos años. De mis primeras experiencias y lecturas publiqué en 2009 `Puedes ser feliz si te lo propones´. Los primeros cursos fueron de gran intensidad dando charlas y publicando referencias. Centenares de personas pienso que se han podido beneficiar. Anualmente, en el acto de fin de curso se reparten diplomas, se realizan actividades y, últimamente, hasta recitales poéticos.

Vicente Barberá

Con el prestigioso ciclo Poetas en el Ateneo marcaste un antes y un después en la comunidad literaria valenciana. ¿Cuál es el balance personal?

Mucha satisfacción por lo que he aprendido. Cuarenta poetas de gran relieve han participado durante los seis años que ha durado el ciclo. A ellos les debo gran parte de lo que pueda saber de un arte tan complicado. Como ha reconocido el propio Ateneo en el vídeo de la clausura: «El ciclo Poetas en el Ateneo ha marcado un antes y un después en relación a la poesía en el Ateneo».

¿Qué nuevo ciclo comenzaste el pasado mes de abril?

Este ciclo se titula Tardes de LiterAteneo y responde a la idea de seguir presentando personajes destacados en el campo de la literatura en general, no solo poetas. Se decidió por acuerdo entre los miembros de El Limonero de Homero y ya llevamos dos presentaciones.

¿Qué piensa una persona como tú, que ha dedicado su vida a la enseñanza y la educación, de la nueva ley que convertirá en profesores funcionarios a miles de interinos sin pasar por una oposición?

Pienso que la educación está atravesando un momento muy crítico. En mi vida profesional he pasado por cinco oposiciones, he participado en numerosos congresos como presidente o comunicante y he sido testigo presencial del deterioro de la educación en nuestro país. En 1981, con motivo de las transferencias educativas a Cataluña, en mi caso, a Barcelona, ocupé el cargo de alto inspector, en funciones, del MEC, y pude sufrir en propia carne la inutilidad de tal cargo y cómo la Inspección se ha ido deteriorando pasando de un cuerpo de ayuda y orientación técnica al profesorado a una dependencia absoluta de la administración y política del momento. Ya en 1976 y en 1978 publiqué en dos entregas a la revista `Vida Escolar´ un artículo titulado `La educación en la sociedad actual´. Hoy, las reflexiones sobre el mismo tema serían más críticas en lo que respecta a la preparación del profesorado. En una sociedad como la nuestra no cabe una educación politizada y desnortada. Si el profesorado no está considerado, bien remunerado y con una preparación técnica independiente no se puede augurar nada bueno. Tenemos el ejemplo de Finlandia. Y si la educación no está basada en  principios tales como la responsabilidad, esfuerzo y respeto, poco podemos esperar de los ciudadanos de cualquier país. La educación no puede ser un arma arrojadiza de políticos que solo aspiren a su propio beneficio por encima del bien común.

«Pienso que la educación está atravesando un momento muy crítico»                                                                      

Vicente Barberá

Has cultivado la poesía japonesa y has viajado a Japón en varias ocasiones ¿qué crees que deberíamos aprender de los japoneses?

Japón es un país que admiro. Entiendo que en su historia hay puntos negros, pero eso no es exclusivo de los nipones. Hoy Japón es un lugar moderno en donde la tradición se mantiene al mismo tiempo que la modernidad. El contraste entre Kioto y Tokio es una prueba de ello. Me llama mucho la atención la adoración que sienten los japoneses por la naturaleza, el “Torii” cuando sobresale por encima del los árboles o aparece de pronto en el paisaje y templos como el Fushimi Inari Taisha, de una belleza extraordinaria a mi modesto modo de ver. Por supuesto, también la evolución de su poesía, especialmente los haikus. Lamentablemente poetas de tanto prestigio como Borges, Octavio Paz y especialmente Benedetti no los han interpretado debidamente y la desorientación que existe entre nosotros permite que cualquier persona crea que un poema de 5-7-5 versos sea un haiku. Fuera del sintoísmo es muy difícil entender la esencia del haiku. Es una pena. Lo viví en más de una ocasión. La justificación de cualquier creencia exige como mínimo comprender las convicciones.

`Lucas Luna´, tu primera novela, narra la experiencia de muchos viajes y el personaje protagonista busca su propia filosofía. ¿Cuánto hay de ti en esta historia?

La pregunta me la han hecho muchas veces y la pandemia me impidió presentar a Lucas debidamente. Obviamente no soy yo, pero los paisajes, lugares descritos y los hechos que destaco de mi infancia, son reales. La personalidad de los 4 protagonistas, prototípica.

¿Hacia dónde se dirige Vicente Barberá en estos momentos?

A seguir disfrutando del presente, de mis hijos y nietos, y de mis amigos. Y a practicar, en lo posible, cuatro pilares de cierta escuela budista: amistad, ecuanimidad, alegría compartida y compasión como superación del amor en su máxima expresión.

Vicente Barberá

POESÍA 90. VOZ A UNA GENERACIÓN

Reseña publicada en `Todo Literatura´: https://www.todoliteratura.es/noticia/53650/poesia/poesia-90.-voz-a-una-generacion.html

Olé Libros publica la primera antología del grupo Poesía 90.

Título: Poesía 90. Voz a una generación

Autores: VV. AA.

Editorial: Olé Libros

Género: poesía

Año de publicación: 2022

Número de páginas: 103

ISBN: 978-84-18759-64-2

En la Antigua Grecia, un ónfalo (en griego, ‘ombligo’) era un artefacto pétreo que se utilizaba en algunas liturgias religiosas que se celebraban en el oráculo de Delfos. Dicho betilo representaba nada más y nada menos que el centro del mundo. Y eso es, precisamente, lo que las páginas de Poesía 90. Voz a una generación (Olé Libros, 2022) representan para sus creadores: el sagrado lugar donde el cielo y la tierra se unen para ellos; su axis mundi; el panóptico enclave desde el que emitir el discurso umbilical que les posicionará frente al mundo y a sí mismos.

Con una espléndida imagen de cubierta diseñada para la ocasión, autoría de Javier Parra, este libro ofrece todo cuanto puede dar una compilación de poemas, un mosaico de voces por algo unidas, y también, algo más. No nos encontramos ante una antología al uso. Dos paratextos —de autoría colectiva— (Presentación y Manifiesto), ubicados en sus primeras páginas, dan buena cuenta de su naturaleza y motivaciones. Los poetas aquí convocados tienen el denominador común de haber nacido en la década de los noventa del pasado siglo, un periodo que comenzó con las todavía vibrantes resonancias en toda Europa y el resto del mundo por la caída del muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética. Para algunos, este derrumbamiento simbólico del comunismo dio paso a lo que se denominó «post Guerra Fría». No fueron pocos los conflictos bélicos que se desataron por todo el planeta mientras algunos de estos poetas eran tan solo unos niños: el genocidio de Ruanda; la guerra del Golfo; la batalla de Mogadiscio, en la que intervinieron los Estados Unidos con el pretexto de la guerra civil de Somalia. Una crisis financiera tuvo lugar en Asia (1997) y aumentó la pobreza en los países del sudeste asiático. Fueron tiempos de transición de un modelo autoritario no disimulado, a otro modelo más disimulado de autoritarismo llamado `democracia´. Se clonó a la oveja Dolly. Murió, o asesinaron, a Lady Di. Pusimos en órbita el telescopio espacial Hubble. Falleció Freddie Mercury, víctima del SIDA. Se produjo la liberación de Nelson Mandela. La banda terrorista ETA asesinó al concejal Miguel Ángel Blanco.

Pero los noventa también fueron unos años en los que Internet comenzó a infiltrarse en nuestras vidas. Bill Gates lanzó Microsoft 95; se estrenó Toy Story, la primera película realizada de manera íntegra por ordenador; y así, sucesivamente, de los noventa hasta hoy, todos conocemos a grandes rasgos las transformaciones sociales que de una u otra forma nos han cambiado: creación y expansión de las redes sociales; proliferación de mundos virtuales; inmediatez en la comunicación; pérdida de la privacidad; crisis económica del 2007; globalización; pandemia mundial, etc. Esta generación es de nativos digitales que han sido atravesados por el dogma hegemónico del capitalismo, la monetarización, el mercantilismo y su barbarie. Pertenecer a la aldea global es un privilegio que se obtiene vendiendo nuestra intimidad. El ciudadano perfecto para el Estado es aquel que gasta dinero que no tiene en comprar artículos que no necesita. Pocas personas son conscientes de que no compran cosas con dinero, sino con el tiempo de su vida que invierten en conseguir ese dinero. Internet se ha convertido en la herramienta más sofisticada de espionaje. No es extraño, pues, que la crítica sea un rasgo transversal en estos poemas.

Y qué decir de la posverdad. Vivimos en una era de sobreinformación que nos aboca de manera indefectible a la duda. Los libros de Historia se reescriben por radicales nacionalistas, gabinetes enteros de personas se dedican a inventar noticias falsas para confundir a la opinión pública y generar efectos en la sociedad. ¿Qué noción de identidad se puede manejar en un contexto en el que ya se anuncian posibles fusiones entre el ser humano y la máquina? A la par que la mentira avanza, lo hace también la Ciencia. Inteligencias artificiales, economías de mercado: cuando el oráculo que inspira las leyes son las fluctuaciones bursátiles, la poesía, la cultura es más necesaria que nunca.

Para la mayor parte del núcleo fuerte que conforma Poesía 90 este es un paso decisivo, un primer paso que supone el encauzamiento natural y evolutivo de un decir —hasta ahora— digital que se consolida y trasciende el ámbito de las redes sociales para quedar impreso para siempre: que no es poco. `Decir´, porque callar en tiempos convulsos es un signo de complicidad, de asunción y acatamiento. Todo esto es justo lo contrario de aquello que se espera de una nueva promoción que llena de vitalidad, ímpetu por conocer y la necesidad de ser escuchada, alza la voz sin ser invitada al conciliábulo porque prefiere pedir disculpas a pedir permiso.

Hecho poético como palimpsesto, un templo construido con las ruinas de otro templo en un ejercicio anastilósico de supervivencia es lo que encontramos en algunos textos: «El que escribe escribe desde el momento de nacer, / porque yo también soy / las primeras palabras que leí / y las primeras voces que escuché» (Marc Caballer). Vida y escritura entrelazadas. En la experiencia intrauterina también se filtran las palabras. La conciencia de ser hijos disconformes de su tiempo no impide a estos poetas valorar y conocer la tradición. Son conscientes de que de lo paratextual puede surgir una obra como fuente primaria que será estudiada, y no solo formará parte de la tradición, sino que contribuirá en cierta medida a transformarla: «Yo soy la fundición y la fábrica del hierro / que se materializa en el texto» (Marc Caballer). Por tanto, cuanto deviene de toda reflexión nos llega envuelto en esperanza.

Del desacuerdo pasamos a la decepción y de la decepción, a la desobediencia: «Las cadenas cada día oponen más resistencia, / me lo advirtieron / pero yo no quiero ser mariposa ni ave. / Quiero ser yo» (Irene Castelló). La rebeldía es innata en toda promoción que se precie. Según nuestra percepción cartesiana del mundo, es necesario dejar algo atrás para avanzar. ¿A qué nos enfrenta el poema realista? A la incomprensión de los que acatan y obedecen, a su sanción como herramienta correctiva del sistema: «Siguen los silbidos, / las quejas: / si es el precio que tengo que pagar por ser libre, / tengo una fortuna que ofreceros» (Irene Castelló). Pero una vez más, el mensaje es perseverar en nuestra voluntad: la singularidad que nos hace únicos y se opone al pensamiento único.

Este libro constata que es posible fomentar el pensamiento crítico a través del arte, certifica que la autocrítica, el cuestionamiento interior, el autoconocimiento y la purga de nuestros prejuicios nos autorizan de alguna manera a excarcelar nuestras incertidumbres quizás para que otros, por contraste, descubran sus propias certidumbres o su ausencia: «Ja que sóc jo flor de les mortes, / l’ànima enemiga de la làpida / l’altra cara dels monstres / d’una història silenciada» (Marc Estrellat). Pero no siempre el resultado de enfrentar las injusticias cristaliza en algo diplomático: «Dame una limosna / para comprar una pistola / y matar al rey» (Marc Estrellat). La voz anárquica y expeditiva forma parte del acervo popular y, por ende, encuentra su espacio en esta antología.

La clase gobernante ha diseñado una arquitectura perfecta que le permite evadir impuestos de manera impune, legislar a favor del capital, complejizar la estructura burocrática para opacar toda ventana que pueda traslucir su insana codicia. Entre sus herramientas de control y distracción de la población se encuentra Internet, perfecto `caballo de Troya´ que sigue divulgando una falsa noción de libertad, privacidad y divertimento, mientras potentes superordenadores continúan etiquetando y empaquetando datos: «La inteligencia y la fuerza eran nuestras, / pero nos dejamos engañar y vencer» (Christian Ferrando). Esta hamartía es transfigurada en algunos poemas de manera metaliteraria («Deshaciéndose despacio en el espacio / el papel. /  Queriendo ser cielo en el anhelo / de que ninguno lo haga rehén», Christian Ferrando), recurso que gamifica la problematización del neoliberalismo y su implantación en sociedades infantilizadas que no lo rechazan.

La adquisición de la madurez conlleva la pérdida de la inocencia. Aumentamos nuestros conocimientos, y con ellos, aumenta nuestro pesar. Desposeídos de nuestra pureza, el tiempo de la niñez se convierte en un pasado más consistente para el alma que el voluble y cruel presente: «Quiero decirle que el futuro no es más que una promesa / que no hay prisa en traspasar el umbral / que el único momento verdadero es este: / la patria eterna de su infancia» (Fabiola Flores). Hallamos trascendencia filosófica en hechos cotidianos que nos hablan acerca de la utopía del artista, de su obstinado permanecer entre ideales, mientras la realidad va destejiendo su trama y va dejándolo más y más desnudo, aunque su fe en la belleza y lo inefable impide por momentos su derrota: «Pero hoy sueña —mientras friega los platos— con descubrir la imagen como aquel que un día soñó con descubrir el fuego» (Fabiola Flores).

Así surge la interrogación existencial, el diálogo con nosotros mismos, con la versión que no conocemos. Las preguntas subrayan dudas, pero también dan pie a digresiones: «Què sóc sinó l’olor d’una pulcra decepció, / un rumb trastornat, / un estel confós i palpitant?» (Beatriz Marrodán). Someter la conciencia a examen arroja luz a esos ángulos muertos en los que puede ocultarse aquello que nos incrimina. El fantasma de la muerte sobrevuela entonces como corolario de la vida, surge el reproche, el miedo: «¿Qué es el tiempo, sino un largo trayecto / que nos guía hacia una muerte inevitable?» (Beatriz Marrodán). Afrontar nuestra imagen en el espejo nos exige valentía, entereza para no salir huyendo después de conocer nuestras limitaciones, nuestras taras.

Entre la hybris y la heurística, los sujetos poemáticos develan los mecanismos que hacen girar el mundo, pero también, el volcánico magma que aguarda en el corazón de los jóvenes: «Nos quieren arrancar las raíces, / pero hoy se abren las cicatrices» (Clara Romany). Su decir se abre paso abriendo cunetas, desenterrando fosas y escupiendo toda su indignación. Del silencio a la música. Del hartazgo a la acción libertadora. Porque la palabra sigue siendo esputo y canto. Hay una sensibilidad no impostada que impera omnipresente y deja huella, una forma de ver que no se resigna a asumir lo que no encaja por sistema: «Estaré lista para nacer de nuevo. / Porque hay gatas que pueden ser ave fénix. / Resiliencia. / Silencio» (Clara Romany).

Este libro es un grito de non serviam dirigido a los custodios del poder, a los letraheridos; páginas iniciáticas que inauguran una senda que se promete también honda y prospectiva, pues muchos de los poemas nos hablan de la identidad: ese frágil concepto —sancta santorum— hoy amenazado y sitiado por la cultura de masas. Hay una vocación de abrazo en los poemas, pero también, en el hecho de incluir a poetas que no forman parte del grupo: Rosa Berbel, Sergi Bretó, Juan Diego, Alfonso Fernández, Iria Fariñas y Félix Moyano. Es una lección de humanidad que no pasa desapercibida. La poesía nos educa en la tolerancia —según Brines— y también nos ayuda a hacer comunidad.

Poesía como reducto para canalizar el flujo expresivo y su naturaleza artística, pero también, para albergar todo el caudal disidente que desatado por el desencanto y la decepción, brota —aun de manera subliminal— y se escucha de manera constante y en segundo plano como el murmullo de un río subterráneo.

Este colectivo recoge el epígrafe et in arcadia ego que utilizó Poussin para nombrar uno de sus cuadros, pero no lo interpreta como un memento mori, sino como un mantra o grito de guerra: «también yo en la Arcadia estoy». Así, la tradición se reconfigura y empuña para que los jóvenes artistas —al igual que la encina en su apogeo— reivindiquen su parte de los bosques. Este banquete está lleno de hambre. Esta ilusión de luz nos calienta e ilumina.Este odre —sin ninguna duda— está lleno de vida.

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